Pedrosa de Río Úrbel
El municipio de Pedrosa de Río Úrbel se encuentra entre el Valle de Santibáñez -al norte-, Las Quintanillas -al sur-, Alfoz de Quintanadueñas -al este- e Isar -al oeste-. Además de la localidad que le da nombre, lo forman Lodoso, Marmellar de Abajo y San Pedro Samuel. Ocupa una superficie total de 48 km2 y cuenta con 241 habitantes. De ellos, 85 residen en la localidad cabecera, 90 en Lodoso, 38 en San Pedro Samuel y 28 en Marmellar de Abajo.
Lodoso
Observatorio astronómico.
La localidad se encuentra entre dos elevaciones del terreno y sigue en su trazado el sentido de este a oeste. Entre los elementos más diferenciales con que cuenta Lodoso cabe destacar la existencia de un Observatorio astronómico, ubicado a las afueras del pueblo. Además, hay un interesante Museo etnográfico. Precisamente muestra de la arquitectura etnográfica es la Fuente de un caño con abrevadero y una piedra de afilar.
En lo relativo a patrimonio religioso, la Iglesia de San Cristóbal tiene algunos elementos románicos, aunque en ella predomina la parte constructiva de los siglos XV y XVI, con una mezcla de estilo gótico y barroco. Delimitada por un muro perimetral, es de planta rectangular y sus muros están recorridos por contrafuertes y vanos con arcos de medio punto, abocinados. La torre tiene planta cuadrada y está rematada por pináculos. Junto a ella se abre el pórtico, de medio punto, bajo el que se encuentra la elegante portada, con dintel superior y una hornacina.
Iglesia de San Cristóbal, en la que predominan los elementos góticos y barrocos.
La Ermita de Santa Marina es un sencillo edificio de mampostería del siglo XVI -aunque con algunos restos románicos-, con arco de medio punto en la portada, ábside en la cabecera y espadaña con campanillo. Junto a ella se conserva una Fuente de tres caños y un Abrevadero. Además, en las proximidades hay un interesante Puente medieval de dos ojos, con pretil.
Marmellar de Abajo
Panorámica de Marmellar de Abajo.
Se ubica al sur del municipio, junto a Sotragero y Quintanadueñas. El pueblo se sitúa en el valle del arroyo de Valoria y presenta edificaciones dispersas, más propias de zonas de montaña.
El principal elemento patrimonial de la localidad es la Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, de notables proporciones, que reúne en un solo edificio una variada mezcla de estilos arquitectónicos -que van del gótico al renacentista y al barroco-. El acceso a través de una escalinata de piedra realza aún más su aspecto monumental. Tiene cabecera poligonal y una esbelta torre espadaña con tres niveles. En cada uno de los dos inferiores se abren dos huecos para las campanas, mientras que en el tercero hay una única abertura.
Además, hay una curiosa Fuente, dentro de un espacio urbanizado, con un banco corrido de piedra que se encuentra protegido por un muro de mampostería.
La iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, vista desde abajo.
Pedrosa de Río Úrbel
Panorámica de Pedrosa desde lo alto y vista parcial del Valle del Úrbel.
El municipio de Pedrosa de Río Úrbel se encuentra entre el Valle de Santibáñez -al norte-, Las Quintanillas -al sur-, Alfoz de Quintanadueñas -al este- e Isar -al oeste-. Además de la localidad que le da nombre, lo forman Lodoso, Marmellar de Abajo y San Pedro Samuel.
La cabecera del municipio se asienta sobre un terreno ondulado y su entramado urbano tiene una configuración en forma de T, articulada alrededor de las dos carreteras que la atraviesan. En su estructura se aprecia el origen medieval, aunque también se distinguen elementos renacentistas y barrocos en sus edificaciones.
Por su interés arquitectónico, destaca una vivienda barroca que se encuentra en la calle de la iglesia y que fue construida entre los siglos XVII y XVIII. Además, se conserva la casa natal de Fray Justo Pérez de Úrbel (clérigo y destacado estudioso de la Historia Medieval). Finalmente, como elemento etnográfico más destacable hay que reseñar una Fuente con abrevadero.
En cuanto al patrimonio religioso, el principal exponente es la Iglesia de Santa Juliana, en la que se mezclan elementos góticos, renacentistas y barrocos. Cuenta con un atrio de piedra perimetral, con pórtico en la cabecera y torre cuadrada a los pies, rematada por pináculos. Llama la atención la gran sobriedad de la construcción, solo aligerada por los vanos que se abren en sus muros.
La iglesia de Santa Juliana destaca por su sobriedad.
Ermita de San Bartolomé.
Junto al pueblo se encuentra la Ermita de San Bartolomé, de estilo neoclásico (del siglo XIX). Cuenta con una sola nave con cubierta a dos aguas y puerta con arco de medio punto bajo una esbelta espadaña que igualmente tiene un vano también de medio punto.
San Pedro Samuel
Ermita de San Pelayo, con su ábside románico en primer término.
Se encuentra situado en la zona noroccidental de Tierras del Cid, ubicado entre dos elevaciones de terreno y enclavado en el valle que atraviesa el río Ruyales.
La Ermita de San Pelayo es uno de los máximos exponente de la arquitectura de la zona. Se localiza a unos cuatro kilómetros del pueblo y en ella destaca por su interés el ábside, que conserva la construcción románica original. La decoración exterior es muy sencilla, con canes más o menos trabajados y ventanas con columnas y arcos de medio punto. En cuanto al interior, algunos de los capiteles son realmente interesantes.
Por su parte, la Iglesia de San Pedro presenta elementos barrocos y clasicistas. Su única nave está recorrida por contrafuertes. El elemento más sobresaliente del templo es la torre, que se levanta con dos cuerpos de campanas bajo arcos de medio punto, flanqueadas por adornos rematados por bolas. Bajo la torre se abre una sencilla portada, con arco de medio punto.
En una zona de cultivo próxima al pueblo se encuentra el Menhir de Piedra Alta, una destacada muestra de la cultura megalítica datada entre finales del IV Milenio y mediados del III A.C. Como curiosidad, la tradición atribuye los numerosos agujeros naturales que tiene el menhir a impactos de huevos.
Menhir de Piedra Alta, con sus característicos huecos.